Todas las artes pasan por un proceso creativo.
En cada uno de esos procesos creativos nos convertimos, con mayor o menor conciencia, en canales para que aquello que surge de nuestro interior salga a la luz. Para darles luz. Darlos a luz.
Desde mi punto de vista, todos coincidimos en este lugar común. Y es por eso que ofrezco las herramientas que a mí me sirven para afinar la escucha en el proceso creativo y de exposición. Que me ayudan a vaciarme para dejar el canal dispuesto para que fluya con facilidad y pureza lo que va desde mi interior hacia alguna forma externa (poema, danza, voz, sonido, dibujo).
Muchas veces los talleres o seminarios se especifican según medios de creación o exposición artística (bailarines, actores, directores de escena), pero otras tantas se forman grupos interdiciplinares o con personas que no trabajan de forma profesional en las artes, y en ellos aprendo mucho. Esto se debe a que, por un lado, las metodologías y los contenidos se deben abrir para que todos tengamos posibilidad de practicar, investigar, conocer y desarrollar el trabajo de afinación y comunicación. Y por otro lado, a que todo, a la vez que se amplía, se simplifica; es decir, los lugares comunes resumen una esencia, una evidencia: la conexión interna es indispensable para una conexión externa veraz, sea cual sea el medio expresivo-creativo y el lugar-medio de exposición.
A mí, me invade la alegría cada vez que me sorprendo en alguno de estos incontables lugares comunes que discurren por la misma esencia.
